CÓMO TOMAR MEJORES DECISIONES CUANDO ESCRIBES
Cuando escribes una historia te darás cuenta que quien debe tomar las decisiones importantes eres tú.
Aunque al leer tu trabajo nos deleitemos con los conflictos a los que se enfrentan tus personajes, las batallas que deben librar y las consecuencias de sus decisiones, la verdad es que, para que todo esto funcione, fue necesario que tú pensaras, planearas y decidieras qué iba a suceder y cómo.
Cosas como el nombre de tu historia y los nombres de tus personajes, la forma en la que se ven y actúan son decisiones que solo dependen de ti, de lo que planeas y de la forma en la que consideras que debe ir la cosa.
Pero a veces sucede que duramos años tomando esas decisiones.
¿Por qué?
No estamos seguros del título perfecto o pensamos que el nombre que acabamos de escoger para ese personaje tan rudo tiene un tufillo a diseñador de modas –ojo, no pienso que los diseñadores de moda no puedan sear rudos, pero si le vas a poner Coco Chanel a tu bárbaro, creo que puede sonar un poco extraño. Aunque bueno, allá tú. Es tu decisión, finalmente este post trata sobre eso-
Entonces, ¿cómo puedes ser más efectivo al tomar esas decisiones?, ¿Cómo saber que eres bueno para lo que haces o que estás haciendo lo correcto?
Primero que todo, eres lo suficientemente bueno
Tal vez pienses que esa idea que tienes se asemeja a esa otra idea que alguna vez escuchaste o que alguien, en algún otro lado del mundo, puede hacer tu trabajo y mejor.
Pues, en eso tienes toda la razón: muchas de nuestras ideas vienen de otras ideas ya dichas y siempre va a haber alguien mejor que nosotros, eso te lo aseguro.
Pero, ¿sabes qué? Nadie podrá nunca escribir como tú puedes, ni porque reencarne tantas mil veces que le salgan ampollas en las nalgas.
Pensemos por un momento en los talleres de escritura:
Un grupo de varios estudiantes -pongámosle ocho, como por decir un número- se reúnen en un mismo salón con el sueño de ser escritores.
La profesora, una rubia despampanante, les da la lección y les pide que, por favor, escriban una escena en la que se reencuentran dos amigos de la infancia en un bar, con una pena de amor y sin ningún peso en el bolsillo. Y además les muestra una imagen del bar en cuestión.
—Bueno, ¿pero así que gracia? —Pensarás. —Si ya está todo dicho.
Te cuento que, por más de que tengan que compartir ciertos elementos, ninguno de ellos escribirá las misma escena que el otro.
¿Por qué?
Porque cada una de esas ocho personas en el salón es diferente a la otra, han vivido cosas diferentes, tienen sueños diferentes, ideas diferentes, piensan diferente y ven el mundo de manera diferente.
Algunos pondrán a uno de los amigos como dueño del bar, otros dirán que ese par de amigos, hombre y mujer, son el amor de la vida del otro y que esa es su pena de amores. Alguien más pensará en una escena en la que ambos tendrán que fugarse del lugar sin pagar la cuenta.
También es posible que en ese ejercicio haya quien lo haga mejor que los otros, pero cada uno de los participantes lo hará de la manera en la que solo ellos pueden hacerlo.
Por más de que quieras escribir como Tolkien o Rowling nunca podrás hacerlo por el simple hecho de que no eres ni Tolkien ni Rowling, aunque eso ya lo sabes.
Lo importante en este punto es que sepas que, por más de que no escribes como tus ídolos, es muy importante que le cuentes al mundo eso que tienes que decir, incluso si estás empezando.
Siempre hay que empezar por algún lado, ¿no?
Nuestro arte se mejora a través de la práctica y en la medida en la que sigas escribiendo, así sientas que no eres lo suficientemente bueno, llegará un día en que te des cuenta que lo que haces está muy bien.
Disfruta del proceso y no dejes que nada te detenga, ni siquiera tus propios demonios.
Quédate con eso que sientes que está bien
Nada mata más una decisión que analizar las cosas de más.
Muchas veces tendrás que dar ese paso, cerrar los ojos y lanzarte al vacío para ver algún tipo de resultado.
Cuando nombres a tus personajes puedes leer un sinnúmero de artículos que te indiquen la mejor forma de hacerlo, pero lo que verdaderamente vale es aquello que a ti te guste; aquello que hace ‘click’ en tu interior cuando lo piensas –y si, puede ser el nombre de Coco Channel para tu bárbaro-.
Lo importante es que signifique algo para ti.
Vas a ver que habrá otro montón de decisiones que tendrán un mayor impacto en tu novela –como puede ser la decisión de matar a un personaje para hacer que el protagonista evolucione-, así que trata de escoger tus batallas de manera sabia.
No te ahogues en un vaso con agua.
Cree en ti mismo
Recuerda que siempre hay una razón por la que la idea se te ocurrió en primer lugar.
Puedes pasar días rumiando algo en tu cabeza, pero muchas veces lo que necesitas es aceptarlo y seguir adelante.
¿De qué te sirve pensar mil veces sobre una misma cosa si finalmente no la vas a poner en papel?
La mejor forma de hacer evolucionar una idea es escribiéndola y luego trabajando sobre ella. Si al analizar todas sus posibles variables te das cuenta de que no funciona, pues no pasa nada. Ya habrás construido suficiente con ella como para empezar algo más.
Verás cómo, al intentar darle forma de una manera más tangible, te sentirás motivado a seguir adelante y tendrás más argumentos para decidir por qué crees que la idea va a funcionar o por qué crees que no.
Un primer borrador es un primer borrador
Estás preocupado por tus ideas y por tus decisiones, eso ya lo sabemos, pero recuerda que siempre tendrás la opción de mejorar aquello que tal vez en el momento pensabas que estaba bien – o que escribiste para salir del paso, sin pensar mucho-.
Esa es la función del borrador.
Una de las ventajas de tener nuestro oficio – y no uno como presentador de noticias en vivo –es que siempre tenemos la posibilidad de volver a leer nuestro trabajo y editarlo. Podemos tomarnos un tiempo para mejorarlo y sacarle todo el brillo posible antes de dejar que el mundo lo lea. Tenemos la opción de retractarnos, de mejorar, de eliminar aquello que creemos que ya no funciona y de mejorar aquello que ya tenemos.
No dejes que al escribir tu primer borrador los detalles te retengan de seguir escribiendo.
Escribe a la qué-me-importa con todas esas ideas que te vengan a la mente y luego toma esas decisiones: un primer borrador nunca será el lugar en el que aquello que decidas tenga muchas consecuencias.
Como te dije antes, inténtalo y mira si te gusta. Si no lo hace, cámbialo luego.
Esperamos que este artículo te sirva para que seas más decisivo cuando escribes. Si te sirvió la información, alegra nuestro día con un ‘like’. No olvides seguirnos en redes sociales para tener más consejos de escritura y ayudas para escritores.
Si nos faltó algo, ayúdanos a completarlo. ¡Nos encanta escuchar tus anécdotas!
Imagen: Philip Taylor (vía flickr)
Un Comentario
miliang15
Me encantó este artículo. De hecho recientemente estoy bloqueada en una escena en la que no consigo un buen diálogo. He estado tan afanada en ello que ya siento que me sobrecargo. Pero es el afán de perfeccionismo de todo escritor. Como ustedes mismo lo dijeron mi objetivo es: “sacarle todo el brillo posible” a la escena en cuestión. Pero quedarme en ese bloqueo sin escribir siquiera lo primero que se me venga a la mente tampoco ayuda al proceso creativo. Así que gracias. Ahora escribiré lo primero que venga y luego lo editaré. En efecto esa táctica me ha funcionado mucho.