CREA PERSONAJES FUERTES CON ESTOS 3 PILARES
En la arquitectura los pilares son elementos muy importantes cuando vas a construir una estructura: son resistentes y su función principal está en el soporte ya que están diseñados para sostener cargas que cimentan en el suelo.
Una de sus características principales es que, normalmente, son independientes entre ellos, lo que te deja un buen espacio entre uno y otro con el que puedes contar.
Eso está muy bien, pensarás mientras lees, ¿pero qué carajos tiene que ver una cosa con otra?
¡Eh! No te enojes, que andamos con metáforas.
Cuando creas un personaje vienes a jugar una suerte de papel de arquitecto: tienes que cimentar muy bien para que esa estructura, que es tu personaje, no se caiga en el momento en que tenga que soportar el peso de las circunstancias que le acaecen.
Estos pilares, a la vez que son sólidos y pueden soportar el peso de lo que será tu personaje, también son independientes, lo que te permitirá cierta flexibilidad para moldearlos a tu antojo.
¿Mejor?
Entonces empecemos, que esto estará largo.
Primer pilar: El deseo
¡No me levantes las cejas ni pongas esa sonrisa picarona que este es un tema serio, caramba!
No, no estoy hablando del deseo como esa pasión que te mete de cabeza en la cama –aunque no sé qué tipo de historia es la tuya-; cuando hablo del deseo, en este momento, me refiero a las necesidades, las metas, las ambiciones, las pasiones y los sueños de tus personajes.
Todas las personas nos movemos por dos fuerzas muy poderosas: el miedo y el deseo.
No necesitamos más motivos para hacer lo que hacemos. Si bien el miedo es una motivación negativa, el deseo es la parte positiva de la ecuación ya que es aquello que nos permite luchar en vez de huir.
Kurt Vonnegut dice que cada personaje debe desear algo, así sea sólo un vaso de agua, ¡y yo digo que todo el mundo debería tener uno, tres o diez deseos! Entre más, mejor.
Los deseos de tus personajes necesitan ser fuertes sin importar si se trata de tu protagonista –cuyos deseos ayudan a mover la historia- o de un personaje secundario –cuyos deseos influencian las interacciones-. Recuerda que la urgencia y la importancia que les impregnes serán esenciales en el desarrollo de tus personajes.
También puedes agregarles capas para cargarlos emocionalmente o hacerlos más de vida o muerte.
¿Qué, qué?, ¿Qué las capas qué?
Déjame explicarte que existen tres tipos de profundidades en el deseo, de las que te voy a empezar a contar:
1- El deseo superficial
Es aquello que tu personaje quiere al comienzo de la novela; aquello por lo que pide a los dioses, a los astros –o al secreto-cada vez que reza.
Su fuerza ayuda para guiarlo a través de la primer parte de la historia.
2- El deseo raíz o deseo profundo
El deseo raíz tiene la capacidad de guiar aun con más fuerza a tu personaje que el deseo superficial.
Mientras que el deseo de aventura puede ser el catalizador que mueve a tu personaje de su vida normal a una vida nómada, el deseo raíz de ser capaz de probarse a sí mismo es el que, finalmente, lo mantiene motivado.
Para encontrarlo vas a tener que excavar mucho en tu personaje.
Tal vez te des cuenta que ese deseo superficial no es sino la forma de mentirse a sí mismo respecto a su deseo profundo.
Recuerda esa escena de Mulán en la montaña en la que, abandonada por las tropas del ejército chino observa su reflejo en un el casco y confiesa: «Tal vez no lo hice para salvar a mi padre: lo hice para que al mirarme en el espejo pudiera ver mi propio valor».
3-Deseo conflictivo
Es el deseo que genera conflicto con otros deseos. Algo así como cuando haces dieta: quieres verte delgada pero al mismo tiempo quieres comerte la torta de chocolate que te acaban de ofrecer.
La mejor forma de encontrar este deseo es poniendo obstáculos que no permita que tu personaje pueda tener todos sus deseos al mismo tiempo ¡Y listo!, conflicto interno asegurado. Si no estás seguro de cómo lograrlo, te recomiendo este post.
Recuerda tener en cuenta los temores de tus personajes –el temor de verte gorda y perder tu sex appeal es lo que causa que haya un conflicto entre tu dieta y tus ganas de comer torta-.
Para equilibrar la balanza, piensa que un solo deseo puede vencer mil temores -o que te lo digan quienes se comieron la torta de chocolate.
Segundo pilar: la fortaleza
Cada personaje tiene una fortaleza –puede ser que esté escondida entre capas y capas de debilidades e inseguridades, pero ahí está-.
Por lo general, al comienzo de tu historia, ellos no tienen la menor idea de cuál es su verdadera fuerza hasta que tienen que superar algún tipo de crisis que la saca a flote; exactamente igual que en la vida real.
A veces esa fortaleza no es suficiente para hacer a un personaje noble ni para redimirlo, pero eso no quiere decir que debas dejar a tus antagonistas sin una.
Al igual que en el punto anterior, acá también puedes encontrar varias capas compuestas por:
1-La fortaleza que se conoce
Es una fortaleza que tu personaje y tu lector conocen, pero que no necesariamente tiene que ser la que la historia necesita que tenga.
Por lo general es con la que comienza la historia que luego puede ser superada por la siguiente fortaleza, la desconocida.
2-La fortaleza desconocida
Es esa que aparece cuando tu personaje necesita evolucionar: por lo general se desarrolla a través de la historia o el personaje la descubre cerca del final.
Tercer pilar: conflicto interno
Seguro has visto esa «enseñanza» que se lleva compartiendo en Facebook desde hace varios años, la que habla de las enseñanzas de un abuelo Cherokee a su nieto.
Parafraseándolo un poco, la cosa va más o menos así: el abuelo le cuenta al niño que en nuestro interior se enfrentan dos lobos, uno es malvado y está lleno de odio y envidia, y el otro es bueno, lleno de amor y alegría. El niño le pregunta cuál de los dos ganará y el abuelo le responde que el que él alimente.
Fin.
Eso es lo que podríamos entender como conflicto interno.
Algo que desafía a tu personaje y hace que el lector reflexione sobre las opciones que éste tiene. Esto hace que se cree un aura de tensión alrededor de los eventos de la trama.
Cuando tienes conflicto interno y lo usas en contra de la trama, el resultado es una historia más rica y profunda; del tipo que te deja pensando.
Hay dos caminos diferentes que tu personaje puede tomar y ambos se están yendo al diablo por culpa del conflicto principal. Ya que el protagonista tendrá que enfrentarlos a ambos –al conflicto interno y al externo-, el lector tendrá que comprar uñas postizas para poder superar los momentos de tensión, que parecería que nunca van a acabar. A eso se le suma que ambos conflictos tendrán sus consecuencias sin importar el camino que decidas.
Para encontrar el conflicto interno de tu personaje piensa en las fuerzas que se deben enfrentar entre sí como el deseo, el miedo, la debilidad, el deber o los principios –hay muchas más pero estas fueron las que se me ocurrieron a mí.
Experimenta con ellas.
Si las opones te darán las siguientes opciones de conflicto:
-Deseo vs deseo
-Miedo vs deseo
-Miedo vs miedo
-Debilidad vs deseo
-Debilidad vs miedo
-Principio vs deseo
-Principio vs miedo
-Principio vs debilidad
-Principio vs miedo
-Principio vs debilidad
-Principio vs principio
-Deber vs deseo
-Deber vs miedo
-Deber vs debilidad
-Deber vs principio
-Deber vs deber
Escoge la que mejor le venga a tu personaje teniendo en cuenta tu historia y ponlo a sufrir.
Los personajes fuertes no se crean de la noche a la mañana
Crear un personaje fuerte es algo que te va a tomar tiempo y mucho trabajo. Vas a tener que experimentar y corregir hasta dar con el papel que tu historia exige de cada uno de ellos.
Recuerda que lo que te ofrecemos acá son opciones, si no te sientes cómodo con ellas puedes intentar con otras.
No somos una camisa de fuerza.
Esperamos que este artículo te sirva para construir personajes fuertes. Si te sirvió la información, alegra nuestro día con un ‘like’. No olvides seguirnos en redes sociales para tener más consejos de escritura y ayudas para escritores.
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Imagen: Olga Berrios (vía flickr)