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8 COSAS QUE LOS ESCRITORES OLVIDAN AL ESCRIBIR ESCENAS DE ACCIÓN

Desde que tengo memoria, la parte que más me gustaba de las películas era cuando empezaba la acción. ¿Quién no se emocionó profundamente cuando Simba, Nala y las demás leonas se enfrentaron a Scar y sus hienas? Ese momento en el que Timón bailaba vestido de hawaiana solo para crear una distracción mientras el bando de los buenos se disponía a atacar, me causaba escalofríos de la emoción.

Creo vi esa escena tantas veces que terminé dañando el cassette en el que se encontraba la película ―porque en esa época si querías ver una peli era en VHS o en Betamax y repetir una escena era algo que se tenía que hacer casi de forma manual―.

En fin, por más de que podría irme por las ramas contando todo tipo de detalles de mi infancia y de las películas de disney, la verdad es que tengo que completar este artículo y luego continuar con mis quehaceres y tú, seguramente, también tienes otras cosas que hacer.

Así que dejaré de irme por las ramas en este momento: a donde quiero llegar con esta anécdota es que tus escenas de acción son una parte muy importante de tu historia ya que cargan con el peso del clímax.

Tus personajes se la están jugando toda para solucionar sus problemas o alcanzar esa meta que tanto han anhelado y nosotros les rezamos a todos los dioses que han existido y que existirán para que las cosas les salgan bien.

Sin embargo, a muchos escritores nos sucede que, por dejamos llevar por la emoción del momento, terminamos dañando la lógica de esta escena imprescindible. Aunque sentimos que está bien ―o que es increíblemente fabulosa―, para nuestros lectores y alguno que otro experto en el tema pueden resultar risibles e incoherentes. Y con eso, todo lo que habíamos construido hasta el momento lo podemos terminar mandando al caño de las obras con escenas de acción risibles e incoherentes que van a parar directamente al mundo del olvido y la indiferencia.

Así que ¿en qué es en lo que fallamos tan seguido?

Cosas que los escritores olvidamos al escribir escenas de acción

1-No se trata de los detalles técnicos

Primero que todo, si no conoces los detalles de un pelea no deberías intentar ponerte a describirlos. Algunos escritores intentan incluir este tipo de detalles para justificar lo que están haciendo, sin embrago, esto solo demostrará tu falta de experiencia y nos hará reír a los demás, o mandar al diablo el libro porque ya no nos gustó más ―ya que, bueno, eso es algo que tendemos a hacer los lectores.

Concéntrate más en la escena que en dar explicaciones. Aun así, si te sientes perdido en temas de peleas, batallas o enfrentamientos cuerpo a cuerpo no hagas que tu personaje sea un experto en eso.

Recuerda que puedes hacerlo igual de perdido a ti y eso es perfectamente válido. De todas formas, en este post te doy un pequeño curso de defensa personal, para que te hagas una idea de cómo va eso.

2- Falta de conocimiento respecto al cuerpo y a las heridas

Un ejemplo clásico de esto es el personaje que se noquea por un puño. Un solo puño no es suficiente para dejar a alguien inconsciente, a menos que quien golpea posea la fuerza de un elefante o cualquier otra criatura sobrehumana.

Otro ejemplo –siguiendo el mismo tema-es el del personaje que es noqueado constantemente: un día sí, al otro también y al siguiente igual. A menos que su fortaleza esté en la regeneración, lo más probable es que tenga que hacer una visitad de urgencias al médico para evaluar las posibles secuelas y daños cerebrales que le podía haber ocasionado esta serie de situaciones violentas.

Échale un ojo a este artículo para conocer un poco sobre los límites del cuerpo humano y de paso a este otro para aprender por qué no deberías noquear a tus personajes.

Lo que quiero decir es que es bueno que investigues un poco o que te asesores con un experto cómo funciona el cuerpo humano y cómo reacciona ante ciertas heridas.

3-Falta de detalles

Una de la cosas que más se olvidan los escritores es que las escenas en las que hay batallas son realmente desagradables: el olor a sangre y sudor, rastros de orina y heces que salen de las personas que mueren, coágulos y entrañas esparcidos en el suelo…Todos esos detalles que le dan un sentido de realidad a esas escenas.

Te recomiendo leer esto para que tengas en cuenta en tus escenas de acción.

4-Mucha charla

Hay que ser sinceros, en una batalla va a haber tiempo para todo menos ponerse a conversar con el enemigo. Es posible que compartan un par de palabras, pero no más ¿Sabes por qué? (Además de la rapidez con la que ocurren los eventos).

Porque al hablar creas conexiones con el interlocutor; dejas de verlo como un número más y le das el carácter de persona, de igual. Y los seres humanos sentimos remordimiento cuando dañamos a alguien con quien compartimos algún tipo de lazo ―a no ser que seas un loco psicópata, claro está.

Aun así, los diálogos crean pausas y con ellas ayudan a formar una buena atmósfera para la escena. Tenemos que pensar que el lector necesita esos momentos para tomar aire.

Finalmente un buen entretenimiento no tiene que ser cien por ciento fidedigno, ¿verdad?

5-Las personas no son buenos guerreros por naturaleza

Una persona no se hace un buen guerrero de la noche a la mañana. De hecho es algo que toma años de entrenamiento ―por no decir que puede ser toda una vida―.

Si no me crees, te invito a que acudas a una clase de defensa personal, te darás cuenta de que no es tan fácil como parece. Si quieres que tu personaje se desempeñe bien en una pelea, es importante que tengas eso en mente cuando creas su historia.

6-No tener en cuenta el impacto psicológico

Esta es una de las cosas más importantes, pero de la que muy pocas veces se habla: cuando alguien toma la decisión de enfrentarse a otro alguien, por primera vez en su vida, se produce un cambio psicológico que puedes usar para construir tensión.

También es importante tener en cuenta que a la mayoría de las personas no les gusta golpear a otros o causarle daño. En las guerras, por ejemplo, los soldados disparan sobre las cabezas de sus enemigos para no ser responsables por sus muertes, o a las rodillas para darles en el pecho sin pensar que fue con intensión.

Una de las cosas que te puedes dar cuenta en las academias de artes marciales es que cuando alguien está empezando, hace ―hacemos― todo lo posible por no tocar muy duro al otro. Incluso, muchas veces amagamos el golpe y tan solo tocamos a nuestro compañero ―es como una pelea de niños imaginaria en la que solo dices «piu, piu» y tu contrincante sabe que fue golpeado, hasta que llega el profesor y se acaba la diversión.

El proceso psicológico para conectar esos movimientos y patadas vistosas con un receptor humano es muy grande y complicado ―en mi caso me retiré de la competición en  torneos solo porque no me gustaba hacerle daño a otro―. También he escuchado de mis maestros que aún se sienten incómodos al golpear a alguien más.

Ahora bien, matar a una persona es algo bastante sencillo. La pregunta realmente importante vendría a ser: ¿Cómo vivirían tus personajes luego de eso? Si tienes un personaje al que le va y le viene haber matado a alguien, es porque está enfermo mentalmente y es un potente peligro para su sociedad.

¡Explota el conflicto interno que este tipo de situaciones genera!―y de paso ten en cuenta estas 3 formas de torturar a tus amados personajes con sus conflictos internos (risa malvada).

7- La adrenalina juega en contra tuya, no a tu favor.

Todos nos hemos comido el cuento de que en situaciones de peligro hasta desarrollamos fuerza sobre humana que nos permite levantar un carro si lo necesitamos. Sin embargo, y con esto no quiero dañar tus ilusiones de convertirte en un ser cercano a Hulk, eso no pasa.

La adrenalina también es la causante de quedes en shock y no sepas qué hacer o no des pie con bola en el momento en que necesites defenderte. Además de que se consume muy rápido y luego quedas muy, muy cansado.

Para que puedas aguantar una pelea se necesita entrenamiento. La resistencia es algo que se logra con el tiempo y la constancia ―y una buena cantidad de saltitos graciosos en clase―. No es algo que logres gracias a un cóctel de hormonas que se activen en tu interior, y si es así, yo quiero la receta mágica que muchas veces vuelvo de mi entrenamiento con ganas de no querer existir más por culpa del cansancio y el dolor de cabeza.

En general la adrenalina lo que hace es ponerte nervioso y tembloroso. No respondes como deberías sino a los topetones, recuerda todas las veces que te enfrentaste verbalmente con alguien: olvidas la mayoría de las palabras, tiemblas, levantas la voz, te pones rojo y en una que otra ocasión ―especialmente cuando eres niño― terminas llorando sin saber por qué.

8-Falta de conocimiento en armas

Si vas a usar algún tipo de arma en tu historia, hazte el favor e investiga a fondo como funciona. Si es necesario aprende a usarla primero.

Eso te ayudará a tener en cuenta cosas como el peso, la facilidad de manejo, las posturas más comunes, la cantidad de balas que puedes usar antes de tener que recargar la pistola, la forma en la que tu cuerpo reacciona a su uso, etc.

Y como bono, aquí te enseño como deberías atar tus manos antes de una pelea para no hacerte daño.


Esperamos que este artículo te sirva para escribir mejores escenas de acción. Si te sirvió la información, alegra nuestro día con un ‘like’. No olvides seguirnos en redes sociales para tener más consejos de escritura y ayudas para escritores.

Si nos faltó algo, ayúdanos a completarlo. ¡Nos encanta escuchar tus anécdotas!

Imagen:Satish Viswanath (vía flickr)

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