4 COSAS QUE DEBES EVITAR EN LA PRIMERA PÁGINA DE TU NOVELA
La primera página de tu novela es crítica. No solo sirve para atrapar la atención de un agente literario o un editor, también es la que determina si un lector lee la novela o no.
Si las primeras páginas los atrapan, entonces comprarán el libro. Si no, lo devolverán al estante. Como ves, eso es mucha presión para unas cuantas palabras. Así que si quieres salir bien librado, trata de evitar estas 4 cosas:
1- Muchas explicaciones
Hasta que al lector le importen tus personajes no querrán conocer la historia de fondo del mundo o la de tus protagonistas. Ellos quieren ver a un personaje con un problema que los ayude a sumergirse en la historia. Por eso si brindas mucha información puedes ralentizar la historia y abrumar al lector. Si sienten que es tedioso leer, no lo harán.
Piénsalo de esta forma: Vas a una fiesta y conoces a un chico que empieza a contarte sobre su abuela y lo importante que fue para él, y como eso está afectando su decisión de irse a Escocia y aceptar un trabajo para el cual no se siente apto. ¿Te interesarás en él? Lo más probable sería que estés pensando en una excusa para irte de ahí.
Cómo arreglarlo: Quítale todo el trasfondo y las explicaciones y busca una manera de mostrar como eso afecta a tu personaje en esa escena. Si no lo afecta, te darás cuenta que no es necesario que lo menciones en lo absoluto. Si es muy importante mostrar que tu personaje tiene miedo a los perros, no detengas la escena solo para contar como fue que lo mordieron a los cinco años. Muéstralo viendo un perro y asustándose hasta el punto de no poder moverse.
2- Elaborar una escena unidimensional
Muchas aperturas se enfocan en una sola cosa: una hermosa descripción, y secuencia de acciones, una retrospectiva, etc. Gracias a eso el texto trabaja fuertemente en fijar la escena sin empezar la historia. Tampoco hay algún personaje con metas y algo que perder.
Si volvemos al ejemplo de la fiesta, imagina que apenas llegues el anfitrión te da un tour detallado de la casa sin que se lo hayas pedido. Es muy probable que te aburras y quieras apurarte por entrar a la fiesta. O pensando un poco en los juegos de rol, si te topas con una partida ya empezada y todos te ignoran y no te cuentan como son las reglas, es posible que no tengas idea que hacer o como unirte y termines por esperar a que te incluyan.
Cómo arreglarlo: No dejes que el lector no se sienta bienvenido. Sé un buen anfitrión e incluye a tu lector en la fiesta. Preséntale a alguien interesante que se alegre de poder mostrarle el lugar y con quien pueda hablar de cosas interesantes y hasta chismosear.
3- Usar un inicio falso
Todos hemos leídos a esos chicos malos. Ese prologo o capitulo uno que sitúa un conflicto falso para enganchar al lector, pero luego no tiene nada que ver o tiene muy poca conexión con lo que sigue en la historia. Las formas más comunes de presentar estas situaciones son a través del sueño o de la alucinación. Otras veces puede ser un adelanto de una escena interesante que va a suceder más adelante en el libro.
Estos son cebos y a nadie le gusta sentirse engañado, por eso no son tan efectivos como se podría pensar. Sin la construcción necesaria para la escena, los lectores no entenderán por qué es importante y no les importará. Si le mientes a tus lectores o los engañas y luego les cambias la historia hay una gran posibilidad que lo único que logres sea enojarlos.
Imagina que te invitaron a una fiesta de Hollywood, y cuando entras a la habitación ves a todas tus celebridades favoritas. Muy ilusionado, te acercas a tu actor favorito y te das cuenta que tanto él como los demás asistentes a la fiesta son solo personas parecidas. Además de sentirte como un tonto por creértela, nunca más vas a volver a confiar en tu anfitrión.
Cómo arreglarlo: Este es fácil. ¡Simplemente no lo hagas! Crea un inicio fuerte que trabaje por sí solo. Requiere el mismo trabajo falsificar un inicio que crear uno que vale la pena. Y teniendo en cuenta que el inicio falso va a ser interesante solo para alguien que ya conoce la historia, lo mejor es no desperdiciar el esfuerzo.
4- Tener un protagonista perezoso
Un protagonista perezoso solo se sienta y espera que algo suceda. No hay nada que quiera, no hay metas en mente y no está tratando de cambiar nada. Solamente está sentado en un lugar lindo. El trabajo del protagonista es el de manejar la trama, y si no está haciendo nada la historia no va a ningún lado.
Imagina que en la fiesta cada uno de los invitados te obliga a iniciar la conversación. Nadie te habla a menos que preguntes primero, ¡ni siquiera te miran a los ojos! ¿Cuánto tiempo va a pasar antes de que te devuelvas a tu casa? Apuesto a que muy poco.
Cómo arreglarlo: dale a tu protagonista algo que le importe. Sus metas te ayudarán a crear una historia interesante que atraiga a los lectores y que los mantenga expectantes.
Los inicios son vitales para hacer que la gente lea tu libro. No los desperdicies. No importa como comience tu novela, asegúrate que siempre empiece con la historia.
Fuente Imagen: marc falardeau (vía Flickr)
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