Crea los personajes de tu historia

LAS 3 FORMAS MÁS EFECTIVAS DE CREAR CONFLICTO INTERNO EN TUS PERSONAJES

Ya hemos dicho muchas veces que uno de los elementos más importantes de una historia es el conflicto, esa fuerza que reta a tu personaje en la búsqueda de sus sueños o que se interpone en la consecución de su misión.

Pero además de ese conflicto externo que lo incita a ser mejor, existe otro tipo de conflicto que puedes agregar a tu historia: el conflicto interno. ¡Entre más conflicto tengas, mejor!  Aquello que tienes para contar se hace más interesante, ya que siempre estaremos a la espera de ver cómo ese personaje que nos gusta logra resolver todos sus problemas –y quien quita que nosotros aprendamos también una nueva forma de resolver los nuestros-.

En este caso, además del villano de turno que se desvive por hacer la vida imposible a nuestro protagonista, tenemos una nueva fuerza que lo detiene: sus propios demonios existenciales. De esta manera, el personaje deberá vencerlos a ellos antes de poder vencer a las fuerzas exteriores que lo asechan.

De todas formas, si hay una verdad que todos los mortales conocemos a gritos es que nosotros somos nuestros peores enemigos y normalmente terminamos saboteándonos más que cualquier otra fuerza que nos quiera hacer mal.

Irónico ¿no?

Si no te has dado cuenta cómo actúan esos demonios internos que nos detienen -y que también tu protagonista tiene- te los presentamos y además te contamos cómo actúan:

1- La inseguridad o el demonio mental:

¿Puedo hacer esto?, ¿Soy los suficientemente fuerte para lograrlo?, ¿Estoy teniendo la actitud correcta?, ¿Soy lo suficientemente inteligente?, ¿Puedo aguantar? Son las preguntas típicas que nos susurramos para sabotear nuestro ímpetu y determinación.

Incluso los grandes personajes de la historia, que lograron tantas cosas y moldearon el mundo como es ahora, en algún momento de sus vidas dudaron de sí mismos. El problema acá no es dudar, sino cómo logras vencer a ese demonio que se levanta ante tus ojos y te dice que no eres lo suficiente o que todo saldrá mal.

2-El descontrol o el demonio emocional:

¿Puedo superar mis emociones para hacer aquello que debo hacer? ¿Puedo usar mis emociones como ventaja? Si hay una fuerza que nos mueve así no queramos y nos hace actuar de maneras que nunca creeríamos son los sentimientos. Ese amor que nos hace mover montañas, o esa ira irracional que nos hace hacer cosas de las que luego nos vamos a arrepentir.

Usa los miedos, los amores y los odios de tus personajes para manipularlos: ponlos en una situación que rete su autocontrol y –si quieres- saque a colación un incidente traumático de su pasado. Para superarlo deberán aprender a conocerse y lidiar con esos sentimientos que los llevan al extremo, verás como ayuda a aumentar la tensión en tu historia.

3- Los límites o el demonio moral:

¿Puedo lograr mi meta sin comprometer mis valores morales? ¿Tendré que hacer cosas que nunca pensé que haría?

Pregúntale a tu personaje que tan lejos llegaría para lograr sus metas. Es importante que te asegures de haber escogido los valores que más se adecuen a tu él y que lo desarrolles en consecuencia. Si tu personaje sufre con el dolor ajeno ¿lastimaría a alguien para lograr sus metas? Si fuese así ¿tendría que estar dominado por alguna pasión que lo enceguezca momentáneamente? O ¿lo haría conscientemente? ¿Cómo reaccionaría después de hacerlo? ¿Qué tanto cambiaría?

Recuerda siempre que en una historia tus personajes serán puestos a prueba en las tres formas repetidamente mientras tiene que lidiar con los estragos que causa el antagonista y con las dificultades que tiene al lograr sus metas. Por lo general las personas que viven la vida con sus diferentes matices se vuelven resilentes, pero para eso deben pasar por un proceso en el que superan sus propios temores.


Esperamos que este artículo te sirva para crear conflicto interno en tus personajes. Si te sirvió la información, alegra nuestro día con un ‘like’. No olvides seguirnos en redes sociales para tener más consejos de escritura y ayudas para escritores.

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Imagen:Shannon Kringen (vía flickr)

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