Consejos para que edites tu historia

¿CÓMO PUEDO ORDENAR UNA HISTORIA QUE NO ME CONVENCE?

Que no te convenza tu historia una vez la has terminado el primer borrador es algo muy normal. Esa primera vez que la escribiste es básicamente un ejercicio para contarte a ti mismo cómo debería ser; para tener una idea de cómo puedes ir del punto A (el inicio) hasta el punto B (el final).

Algo así como cuando trazas las primeras líneas en una ilustración.

Ahora que ya tienes una idea general de cómo va tu historia, es el momento de embellecerla y para hacerlo no siempre tienes que quitar.

A veces, con ordenar de manera diferente lo que escribiste puede bastar para que la historia mejore.

¿Cómo puedes ordenar tu historia para que quede mucho mejor?

Antes que nada debes leer tu borrador.

Fíjate en todo eso que no te convence y que sabes que debes mejorar cuando te sientes a reescribir y editar.

Es posible que te encuentres con escenas cuya esencia general está bien, pero el orden de las palabras o el foco no es el mejor. Peor aún: luego de trabajar un rato en ella, cortando y reescribiendo, sientes que sigue igual. Algo le falta o tal vez algo le sobra, pero aún no logras saber qué es.

No te preocupes, acá te comparto una técnica que te será muy útil.

Paso 1:

Cambia el tamaño de la fuente de tu documento a lo más pequeño que seas capaz de leer. También cambia el espaciado y las márgenes e imprímelo. Te recomiendo que trabajes máximo un capítulo a la vez.

(Estos cambios son para que ahorres papel)

Paso 2:

Consigue marcadores, resaltadores, crayolas o cualquier cosa que te permita rayar con varios tonos. Te recomiendo que escojas entre 3 y 5 colores diferentes y que les designes una función. Por ejemplo:

  • Rojo: Trama principal
  • Verde: Subtramas
  • Azul: Desarrollo del protagonista

Si tienes más de una subtrama usa un color diferente para cada una de ellas. Lo mismo va para cada uno de tus personajes principales.

Se selectivo con tus personajes: revisa bien si es realmente principal o si, por más de que lo ames con todo tu corazón, se trata de un personaje secundario con una subtrama. Si llegase a ser lo segundo, trata de meterlo dentro de alguna de las categorías que ya estableciste.

Entre menos categorías tengas, mejor va a ser para ti.

La idea es que puedas romper la historia en sus componentes más básicos ―sí, te voy a poner a cortar y pegar como si estuvieras en preescolar―.

Recuerda tus códigos de colores, si es posible anótalos para que no se te olviden o te pierdas. Te recomiendo dejar tus escenas de transición en blanco, ya que no vale la pena gastar colores en ellas.

Paso 3:

Subraya cada frase de acuerdo a su función en la historia. No hay nada malo si al finalizar te das cuenta que tienes párrafos enteros del mismo color, lo importante es que siempre tengas en claro su función.

También te encontrarás con párrafos llenos de colores.

Asegúrate de hacer las cosas bien: no te pongas perezoso y asumas que algo debe ser de un color que después no es.

Paso 4:

Acá es cuando empieza la diversión: corta tu historia por colores.

No importa si tienes una gran cantidad de contenido o si una de tus frases es corta y queda volando entre ese mar de palabras ―eso sí, trata de no perderlas―.

Si un párrafo empieza en una página y termina en otra, pégalos con un clip, de esta manera no pierdes su continuidad.

Paso 5:

Desordena tus recortes.

Mueve cada una de tus piezas y luego trata de darles forma de nuevo, como si estuvieras armando un rompecabezas.

Ten siempre en mente que estás tratando de mejorar tu prosa y al mismo tiempo descubrir qué cosas de tu historia están sobrando en el armazón general.

Cuando subrayas serás capaz de ver mejor eso que se siente fuera de lugar.

Trata de mover tus recortes de tal forma que las diferentes líneas argumentales que propusiste queden juntas. Obviamente, no todas las secciones de una misma línea deben ir detrás de otra, pero en la medida en la que puedas conectarlas te darás cuenta como las escenas empiezan a fluir.

Es probable que te sobren piezas en el rompecabezas, pero eso es normal. No tienes que obligarlas a entrar. Déjalas a un lado y mira si, cuando hagas el mismo ejercicio con otro capítulo, encuentran un nuevo lugar.

Puedes modificar los comienzos de tus frases o tus párrafos para que se adecuen a la nueva narración.

Paso 6:

Implementa los cambios en tu archivo digital.

Acomoda tu narrativa para esta nueva versión: usa las transiciones que dejaste por fuera y modifica lo que tengas que modificar con el fin de que cuando leas tú trabajo se sienta fluido. Esto puede incluir cambiar verbos con el fin de que tus frases concuerden.

También podrás toparte con la necesidad de cambiar algunas acciones o locaciones para que todo cuadre mejor.

Un pequeño consejo: Se muy crítico con tu prosa. Cuando decides si algo se queda o no, intenta pensar en si hay una manera mejor de dar esa información. Si la hay, pues manos a la obra.

Esta técnica te ayudará a darte cuenta si el foco de tu escena está donde debería estar y no en otro lugar. Puede que al comienzo parezca un poco ridícula o infantil, pero es la mejor forma de descubrir qué es lo que no funciona y darle un nuevo orden a tu trabajo.

Inténtala, no te arrepentirás.


Esperamos que este artículo te sirva para resolver las cosas que no funcionan en tu historia. Si te sirvió la información, alegra nuestro día con un ‘like’. No olvides seguirnos en redes sociales para tener más consejos de escritura y ayudas para escritores.

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Imagen: Pexels

 

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